Se me muere la voz, fe que tenía
osado canto de la mayor bravura,
escondida, murmullos tú querías
y nació libre para cantar tan pura.
No reniego de vos y de esa agonía
que desde el amanecer os tortura
volviendo la mañana noche oscura,
atrapada en mis alegres sinfonías.
No sientas por mi penas tan duras,
no reniego de vos y sus agonías
dulce diosa de la mayor bravura.
No es tu cuerpo ni tu voz, a fe mía
es un todo tú y los besos de locura
que mis labios de lo tuyos sentía.
Rafa Marín