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jueves, 19 de julio de 2018

Desamparado (relato corto)

El dolor le hizo despertar, quiso moverse, volvió a desvanecerse. Esta vez fue el frío quien le sacó de la inconsciencia. Curiosamente su primera necesidad fue saber que hora era. Sobre el cielo brillaba una luna menguante, casi invisible y las estrellas infinitas.
El frío era como una mala pesadilla de la que no se despierta, levantó cuidadosamente su brazo izquierdo, el reloj no estaba, vio la herida de su mano ... grito, nada, nadie. Pensó en lo que había pasado, la horrorosa explosión, la sacudida, la oscuridad fatal.
Tiritaba de frío y de fiebre, en el cielo se desdibujaban las estrellas, oyó un motor y voces y quiso gritar. No escuchó su voz, cerró los ojos, pensó en su madre, sonrió con el recuerdo y lloró. Volvió el ruido de los motores y como se aleja, se supo perdido.
Quiso moverse otra vez, sólo consiguió levantar el brazo y lo agitó lentamente, como en una despedida triste, lloró otra vez. La pierna le dolía, pera a la vez se sentía entumecido. Se levantó el sol y oía el tráfico que iba cobrando intensidad; ¿nadie me va a ver?
Las horas, casi pudo contarlas, poco a poco en el cielo se iban despertando las estrellas y está vez el frío se hizo cruel, dolía como duelen los correazos sobre la espalda. Quiso gritar otra vez, pero no se oía y ya no lloró. Asumió su fin, suplicó que llegara.
Nunca olvidaré esta noche ... se rió, claro que lo harás, antes del amanecer ya habrás muerto y desaparecerán frío y dolor, este pensamiento lo tranquilizó. Al menos no llegarán más recuerdos y dejará de ver la mirada triste y perdida de su madre...se durmió.
El día y la noche se confundieron en una agonía que no se quería marchar. Pensó en su vida, la infancia, la pubertad, quiso llorar pero no pudo, las estrellas brillaban, pero no las podía ver, en cambio si las podía imaginar. Se sintió en paz y pesó ya es hora.
Despertó y una mirada le tapaba el cielo, se quedó mirando aquellos ojos borrosos y sonrió. Ya no se sintió desamparado, una pequeña Cruz Roja le saludaba como un cálido amanecer.
Fin
RafaMarín




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