Estoy tumbado,
mientras entre mis manos
jugueteo con mi
viejo diario.
Me guía el azar
y te encuentro ahí,
entre mis
recuerdos.
Me asalta el
dolor ya antiguo de tu marcha.
Que hermosos
fueron aquellos meses de aquel verano.
Aún puedo ver cómo
nos conocimos
en una terraza junto
a la playa.
Tú tomabas un
helado de vainilla
y yo torpemente
derrame el café junto a tus pies.
Te
sobresaltaste,
mientras en mi
rubor balbuceé una disculpa.
Rompiendo a reír
me dijiste tu nombre
y me ofreciste
una silla a tu lado.
Pasaron pocos
días antes de que te mudaras a casa.
Fueron días de
navegar por la costa y de cine.
Fueron noches
llenas de amor.
Pero llegó de
pronto el final del verano
y en tu rostro
se dibujó una sombra.
Me pediste que
te acompañara en tu viaje tras el sol.
Tonto de mi,
contesté que no.
Rafa Marín
http://www.poemas-del-alma.com/blog/mostrar-poema-394619
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